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  • Foto del escritorAndres Espinoza

Genesis y Éxodo "Una síntesis con los ojos puestos en Cristo"

Génesis es el libro de los orígenes, la palabra hebrea Toledot (Origen) es citada unas diez veces en este libro (Gen 5.1; 6:9; 10:1; 11:10; 11:27; 25 12; 25;19; 36:1, 9; 37:2) esto implica que Dios nos dio una narración comprensible, histórica, inerrante y exacta de los orígenes de todo lo creado.


Génesis 3 inicia la historia de la redención con el relato de la caída. El hombre y la mujer en lugar de obedecer a Dios al someter a la creación, en lugar de confiar en él, escuchan la voz de una serpiente en el jardín de Edén que los sedujo a sospechar de la bondad de Dios y a hacer su vida independiente de El al tomar del fruto del árbol que se les había prohibido, ellos terminan sometiéndose a la creación y así terminan rebelándose contra Dios. De esta manera el pecado entro al mundo y con él la muerte.


Pero también vemos la misericordia de Dios revelada para con los hombres que pecaron. En Génesis 3:15 Inmediatamente después de la caída, Dios manifiesta su gracia, revelando su plan de vencer a satanás y triunfar sobre el pecado por medio de una simiente que vendría de Eva.

El hombre que debía haber muerto de inmediato, que debía haberse convertido en enemigo de Dios, es llamado por gracia a seguir disfrutando de la bondad de Dios por medio de la fe en la promesa, aunque es expulsado del huerto de Edén el lugar del disfrute de la presencia eterna de Dios representada en el árbol de la vida. Adán y su descendencia deben pues creer en la promesa de la semiente para volver a disfrutar de la presencia santa de Dios en el reposo eterno prometido en el árbol de la vida que ahora estaba custodiado por querubines con espadas encendidas que impedían el paso hasta que la simiente prometida viniera y llevara a cabo el propósito de Dios de regresarles a la comunión con él.


En Génesis 4 tenemos el primer homicidio en la escritura perpetrado por Caín y edsto a causa de su envidia, ya que su hermano era un creyente, a pesar de que Dios le exhorto a no hacerlo antes de ejecutar el crimen, Caín mata a Abel y la promesa de la simiente parece desvanecerse hasta que nace Set y será por medio de él que nacerá Noé, Sem, Abraham y Jacob, así se mantendrá viva la esperanza de un Mesías que pondrá fin al pecado y la muerte.


En Génesis 6 Moisés nos cuenta como la maldad de los hombres se multiplicó y vemos una amenaza más a la promesa de Dios, los hijos de Dios y las hijas de los hombres se mezclan y nace una generación de tiranos llamados Nephilim, más Noé halló gracia a los ojos de Dios y aunque nuestro creador manda un diluvio para juzgar a todos los hombres sobre la faz de la tierra, la esperanza de un salvador permanece en la familia de Noé. Hay un nuevo comienzo en Génesis 9, un pacto de preservación que garantiza el cumplimiento de los propósitos de Dios para los hombres.


Luego de que Dios salva a Noé de su juicio universal en el diluvio por causa de la maldad que se había multiplicado en la tierra, por medio de la una bendición profética la esperanza de la simiente recae sobre la familia de Sem uno de sus hijos (Génesis 9:26-27). Los demás hijos de Noé, Cam y Jafet, solo tendrán esperanza si sirven y esperan la salvación en la descendencia de su hermano. Luego de que los hijos de Noé se multiplican, sus descendientes se revelan de nuevo contra Dios y la esperanza de la simiente otra vez se ve amenazada en Babel, Dios confunde las lenguas y luego un hombre de la familia de Tare halla gracia delante de sus ojos, este es Abraham, el primero de los patriarcas de Israel.


Cuando Dios llama por primera vez a Abraham en Génesis 12 le ofrece una promesa de bendición para él y para las familias de la tierra (Versículo 4) por medio de la simiente que había sido prometida a Adán y a Eva y que ahora vendría por medio de él. En la historia notamos como Abraham cree a esta promesa y sale por fe, de la tierra de Harán a la tierra de Canaán, como Jehová le había ordenado. Luego leemos que Abraham cree en las promesa de Dios y su fe le es contada por justicia (Génesis 15:6). En el capítulo 17 Dios añade un Juramento a la promesa y le da a Abraham la circuncisión como señal, como garantía de que su promesa es firme para con él, por medio de su simiente se le recuerda que él y todos los que él representa, es decir los que al igual que él confían en la promesa (Génesis 17:19-20)....


...serán el Pueblo especial de Dios que recibirá la tierra por heredad.

Lo que leemos a partir del Capitulo 17 de Génesis es el inicio del cumplimiento de la promesa de Dios, una nación sale de entre los Hijos de Abraham, especialmente de Isaac y luego de su hijo Jacob a quienes Dios les ratifica este pacto extendiéndoles sus promesas y su misericordia (Gen 26.4; Ge.28:14), en Génesis 49 leemos como Jacob bendice a sus hijos y profetiza que será de la simiente de su hijo Judá que nacería un rey para todos los pueblos a quien llama Siloh, al terminar la profecía Jacob cree y afirma “Tu Salvación espero, oh Señor” (Gen49.18).


Al final del libro de Génesis aunque la familia de Jacob termina fuera de la tierra prometida en Egipto, José confía en la promesa de Dios y le hace prometer a su familia que cuando Dios la cumpla no dejen sus huesos en Egipto, además el entiende que Dios en sus propósitos llevo a Israel a Egipto para preservarles como Nación , ya que ellos se estaban corrompiendo en la tierra de Canaán (Génesis 50:20).


En toda esta época patriarcal lo que se resalta es la gracia de Dios para cada uno de los patriarcas, es notorio que no se esconde el echo de que ellos son personas que luchan con el pecado, ellos cometen actos de injusticia terribles motivados por el temor, el egoísmo y la envidia como el caso de los hermanos de José. Sin embargo, a pesar de todos sus fracasos Dios permanece fiel a su pacto con Abraham y los preserva para convertirlos en su pueblo y guiarles al cumplimiento de sus promesas en Jesucristo.




Cuando leemos el llamado de Dios para Moisés en Éxodo 2:24-25 tenemos que su llamado esta basado en el pacto de Dios con Abraham, Dios se acordó de su promesa y la va a cumplirla al sacar a Israel de Egipto, es por causa de la promesa que Dios había preservado a los hijos de Jacob en Egipto, los había hecho multiplicar y los había convertido en una gran nación, es por causa de la promesa que ellos son escuchados por Dios en sus aflicciones y son liberados de Egipto con gran riqueza (Génesis 15:13-14), es por causa del pacto de Dios con Abraham que Dios entra en una relación pactual con Israel en el desierto y les entrega su ley para que aprendan a convivir como su pueblo escogido, es por causa del Pacto que les da un día de reposo como Señal de que entrarán en el reposo de Dios cuando él traiga a la simiente, al rey, a Siloh (Génesis 49:10), que pondría fin a sus trabajos y que vendría de la tribu de Judá.



Es por el Pacto de Dios con Abraham y por su promesa echa a Adán, que Dios le dio a Israel fiestas que celebrar cuando entraran en la tierra prometida, cada fiesta les recordaría su redención de Egipto, su paso por el desierto y les invitaría a considerar la fidelidad de Dios a su promesa y a esperar en la salvación que vendría por medio de la simiente prometida. Así que el Pacto Mosáico no es otra cosa que un progreso del pacto que Dios hizo con Abraham y el desarrollo de las promesas que Dios le hizo a Adán y Eva después de la caída. En este pacto se anticipa como Dios redimirá con su poder a su pueblo del pecado y de la muerte, esto se anticipa en la celebración de la pascua (Éxodo 12) que es sombra y figura de las coas que habían de suceder en Jesucristo (Col 2.17).


Al terminar Éxodo tenemos una maravillosa escena, el tabernáculo de Dios es levantado según el modelo que le fue mostrado a Moisés en el monte y la gloria de Dios llena este tabernáculo, Israel ahora será guiado por la gloria de Dios representada en una nube y en una columna de fuego en todas sus jornadas. El Señor que había jurado a Abraham que les haría su pueblo y que sería el Dios de él y de su descendencia, ha cumplido su palabra, ahora El estaba habitando en medio de su pueblo. Por su puesto el pueblo no era digno de entrar en una relación de pacto con Dios, pero Dios por medio del tabernáculo había hecho provisiones temporales por a través de la administración de los levitas quienes sacrificaban diariamente ofrenda por los pecados suyos y de Israel, todos estos sacrificios anticipaban el ultimo y gran sacrificio de la simiente de Dios que vendría de la tribu de Judá que con una sola ofrenda quitaría el pecado de su pueblo de manera que la gloria de Jehová habitara permanentemente en los corazones de su pueblo.

Al considera la historia de Génesis a Éxodo y el cumplimiento parcial de las promesas de Dios, puedo identificarme completamente con el pueblo que escucho estas palabras antes de entrar a la tierra prometida, al igual que ellos todo creyente hoy puede tener la certeza de que Dios es fiel a su promesa y a su pacto. No hay porque dudar, pues el mismo que empezó en nosotros su obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Vendrá el día en que junto a los patriarcas y a los creyentes de Israel disfrutaremos de una herencia eterna e incorruptible, ganada por la victoria de Cristo, quien fue nuestro representante federal obediente, nuestro fiador y la fianza, quién llevo sobre si el castigo de nuestra maldad. Un día, por la fe en él, entraremos para siempre en el reposo de Dios. (Hebreos 11.39–40, LBLA)

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