
I. Introducción
La doctrina de la Cena del Señor ha sido una de las enseñanzas más significativas y debatidas en la historia del cristianismo. Desde sus fundamentos en las palabras de Cristo en la Última Cena hasta su desarrollo en la tradición patrística, la teología medieval y la Reforma Protestante, el significado de la participación en el cuerpo y la sangre de Cristo ha sido interpretado de diversas maneras.
En el centro del debate han estado tres preguntas fundamentales:
¿De qué manera está presente Cristo en la Cena del Señor?
¿Cómo se comunica la gracia a los creyentes a través de este sacramento?
¿Cuál es la relación entre los signos visibles (pan y vino) y la realidad espiritual que representan?
Los primeros siglos del cristianismo no produjeron una doctrina sacramental completamente sistematizada, lo que dio lugar a interpretaciones diversas y, a menudo, ambiguas. No fue sino hasta la Edad Media, con el auge del escolasticismo, que la teología sacramental alcanzó una formulación más definida, culminando en el IV Concilio de Letrán (1215) con la doctrina de la transubstanciación.
La Reforma Protestante, en su esfuerzo por volver a la enseñanza bíblica, rechazó esta concepción medieval y propuso distintas interpretaciones. Lutero sostuvo la consubstanciación, en la que Cristo está presente “en, con y bajo” los elementos. Zwinglio defendió una interpretación puramente simbólica de la Cena, mientras que Calvino articuló una postura intermedia, afirmando que la Cena es un verdadero medio de gracia en el que los creyentes participan de Cristo espiritualmente mediante la fe y la obra del Espíritu Santo.
A lo largo de este artículo, examinaremos cómo esta doctrina fue refinándose con el tiempo, particularmente en la teología de Herman Bavinck, quien clarificó aspectos que en la enseñanza de Calvino quedaron menos definidos. También abordaremos el debate sobre la participación de los niños en la Cena del Señor, una cuestión que ha sido discutida desde la Iglesia primitiva hasta hoy, y responderemos a la interpretación biblicista literalista, que insiste en una ingestión física del cuerpo y la sangre de Cristo.
Este recorrido histórico, bíblico y sistemático demostrará que la teología reformada sobre la Cena del Señor no es una innovación, sino una recuperación fiel de la enseñanza de la Escritura y de muchos Padres de la Iglesia. También destacaremos su relevancia para la vida de la Iglesia, no solo como un acto conmemorativo, sino como un verdadero medio de gracia mediante el cual Cristo fortalece la fe de su pueblo hasta su regreso.
II. Fundamento Bíblico de la Presencia Real de Cristo en la Cena del Señor
Para comprender correctamente la presencia de Cristo en la Cena del Señor, es esencial analizar cómo Jesús emplea el lenguaje sacramental dentro del contexto redentivo de la Escritura. A lo largo de los evangelios, Jesús usa expresiones figuradas para describir su identidad y misión, lo que nos ayuda a interpretar correctamente su enseñanza sobre la Cena.
A. El Uso de Lenguaje Figurado en la Enseñanza de Jesús
Jesús utilizó con frecuencia metáforas y simbolismos para transmitir verdades espirituales profundas. Esto es clave para interpretar correctamente su afirmación: “Esto es mi cuerpo” (Mateo 26:26).
Ejemplos de lenguaje figurado en Jesús:
“Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35) → Jesús no es literalmente pan; su enseñanza indica que es la provisión de Dios para la vida eterna.
“Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) → No es una luz física, sino la revelación de Dios para guiar a la verdad.
“Yo soy la puerta” (Juan 10:9) → No es una puerta literal, sino el único acceso a la salvación.
“Yo soy la vid” (Juan 15:1) → No es una planta literal, sino la fuente de vida y comunión con Dios.
Conclusión: La afirmación “Esto es mi cuerpo” en la Cena del Señor debe interpretarse en el mismo patrón hermenéutico, entendiendo que Jesús está estableciendo una relación sacramental entre los elementos visibles y la gracia espiritual que comunican.
B. La Cena del Señor en el Marco Redentivo
Jesús instituyó la Cena en el contexto de la Pascua judía, una celebración con un significado simbólico y tipológico que anticipaba su obra redentora.
Lucas 22:19-20 “Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado… Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”
Claves para interpretar este pasaje:
La Pascua judía era una memoria de la redención de Israel en Egipto mediante el sacrificio del cordero pascual.
Jesús se presenta como el verdadero Cordero de Dios (Juan 1:29), cuya sangre sella un nuevo pacto.
Así como el cordero pascual no se transformaba físicamente en otra sustancia, el pan y el vino no cambian ontológicamente, sino que significan y comunican la comunión con Cristo en la fe.
C. Juan 6 y la Interpretación Correcta del Discurso del Pan de Vida
Uno de los pasajes más citados en los debates sobre la Cena del Señor es Juan 6, donde Jesús habla de la necesidad de comer su carne y beber su sangre.
Juan 6:53-56 “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.”
A primera vista, estas palabras parecen indicar una ingestión literal del cuerpo y la sangre de Cristo. Sin embargo, Jesús mismo aclara el significado en el contexto del pasaje:
Juan 6:35 “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”
Juan 6:63 “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que os he hablado son espíritu y son vida.”
Conclusión:
Jesús equivale “comer su carne” a creer en Él, mostrando que su enseñanza es espiritual, no física.
La Cena del Señor aún no había sido instituida en ese momento, por lo que Juan 6 no puede referirse directamente a ella.
Jesús mismo rechaza una interpretación materialista de sus palabras al decir que “la carne para nada aprovecha” (v.63).
Calvino en la Institución (IV.17.10): “Cristo está verdaderamente presente en la Cena, pero su presencia es espiritual, no carnal.”
Herman Bavinck en su Dogmática Reformada: “La Cena no es una transubstanciación, sino un medio donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo con su gracia.”
D. Conclusión: El Significado Espiritual de la Cena del Señor
Jesús usó lenguaje figurado para comunicar realidades espirituales, y la Cena del Señor sigue este patrón.
La institución de la Cena se dio en el contexto pascual, lo que refuerza su naturaleza tipológica y simbólica.
Juan 6 no apoya una ingestión física del cuerpo y la sangre de Cristo, sino que enfatiza la necesidad de recibirlo por la fe.
La teología reformada mantiene que la Cena del Señor es un medio de gracia, donde Cristo se comunica espiritualmente con su pueblo por el Espíritu Santo y la fe.
III. Desarrollo Histórico del Dogma
La comprensión de la Cena del Señor ha evolucionado a lo largo de la historia de la Iglesia. Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia expresaron diferentes enfoques sobre la presencia de Cristo en la Cena. Posteriormente, la teología medieval sistematizó la doctrina de la transubstanciación, y la Reforma Protestante reaccionó contra este desarrollo, proponiendo distintas interpretaciones sobre el sacramento.
Esta sección abordará tres períodos clave en la evolución doctrinal:
La patrística y la diversidad de enfoques en la Iglesia primitiva.
La Edad Media y el desarrollo de la transubstanciación.
La Reforma y la controversia sobre la presencia real de Cristo.
A. Los Padres de la Iglesia y la Ambigüedad Doctrinal
Los primeros siglos del cristianismo no contaron con una doctrina sistemática de la Cena del Señor. Los Padres de la Iglesia usaron un lenguaje reverente y sacramental, pero sin una explicación detallada de cómo Cristo estaba presente en los elementos.
En términos generales, existían dos enfoques predominantes en la patrística. Por un lado, algunos Padres de la Iglesia usaron un realismo sacramental, es decir, un lenguaje fuerte sobre la presencia de Cristo en la Cena, aunque sin definirla con precisión filosófica. Por otro lado, algunos enfatizaron un simbolismo sacramental, resaltando el carácter espiritual de la comunión sin afirmar una transformación material de los elementos.
Testimonios Patrísticos sobre la Cena del Señor:
Ignacio de Antioquía (siglo II) afirmó que los docetistas se abstenían de la Eucaristía porque “no confiesan que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo” (Carta a los Esmirniotas, 7:1). Su declaración vincula la Cena del Señor con la encarnación de Cristo, aunque no explica cómo se da esta relación, dejando abierta la posibilidad de diferentes interpretaciones.
Justino Mártir (siglo II) sostuvo que los cristianos “no tomamos estos elementos como pan común y bebida común, sino como la carne y la sangre de Jesús, nuestro Salvador” (Primera Apología, 66). Su enseñanza enfatiza la función de la Cena como un alimento espiritual, pero no desarrolla una teoría filosófica sobre la transformación de los elementos.
Ireneo de Lyon (siglo II-III) resaltó la conexión entre la Cena y la resurrección al afirmar: “Ofrecemos a Dios lo que es suyo, proclamando la comunión y unidad de la carne y del Espíritu” (Contra las Herejías, IV.18.5). Para Ireneo, la Cena era un signo de comunión con Cristo y con su Iglesia, pero sin sugerir una transubstanciación.
Cipriano de Cartago (siglo III) vinculó la Cena con la unidad de la Iglesia al afirmar: “El pan que el Señor nos da es su cuerpo, y los que somos muchos, somos un solo pan y un solo cuerpo” (Epístola 63). Su enseñanza refuerza la idea de que la Cena es más que un símbolo, pero no define un cambio ontológico en los elementos.
Cirilo de Jerusalén (siglo IV) utilizó un lenguaje fuerte sobre la transformación de los elementos: “No consideres el pan y el vino como meros elementos. Son el cuerpo y la sangre de Cristo según su palabra” (Catequesis Mistagógica IV). Aunque su enseñanza parece sugerir un cambio en los elementos, no desarrolla una teoría como la transubstanciación que surgiría en la Edad Media.
Juan Crisóstomo (siglo IV-V) habló de la presencia de Cristo en la Eucaristía como un misterio, sin definirla en términos filosóficos. No adoptó un concepto aristotélico de “sustancia y accidentes”, sino que simplemente afirmó que Cristo estaba presente en la Cena de manera misteriosa.
Agustín de Hipona (siglo IV-V) hizo una distinción crucial entre la participación externa y la participación espiritual en la Cena. En su Comentario sobre Juan, explicó: “Si entiendes espiritualmente lo que he dicho, entonces comeréis el cuerpo de Cristo y beberéis su sangre de manera espiritual y no carnal” (Tracto 26). Su enseñanza enfatiza que la comunión con Cristo en la Cena no se da por ingestión física, sino por fe.
Conclusión: La Diversidad Patrística y su Impacto en el Debate Teológico Posterior
El testimonio patrístico muestra que la doctrina de la Cena del Señor no fue uniforme en los primeros siglos. No existía una teología sistemática sobre la naturaleza de la presencia de Cristo en la Cena, y aunque muchos Padres usaron un lenguaje reverente y sacramental, no formularon una doctrina clara de transformación material de los elementos.
La enseñanza de la transubstanciación, tal como la formuló la Iglesia Católica en la Edad Media, no surge en la patrística. De hecho, la tradición reformada encuentra afinidad con muchos Padres de la Iglesia en su énfasis en la comunión espiritual con Cristo.
Juan Calvino, al analizar las afirmaciones patrísticas, señaló que los Padres usaron un lenguaje elevado sobre la Cena, pero no adoptaron una doctrina escolástica de transformación material (Institución de la Religión Cristiana, IV.17.12). De manera similar, Herman Bavinck concluyó que la Cena del Señor “no es una mera repetición del sacrificio de Cristo, ni una transformación material, sino un sacramento donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo” (Dogmática Reformada).
En síntesis, la patrística no ofrece una doctrina uniforme sobre la Cena del Señor, sino una diversidad de enfoques. Esto preparó el camino para los debates medievales y reformados sobre la naturaleza de la presencia de Cristo en la Cena.
B. Edad Media y la Teología Sacramental
Con el auge del escolasticismo y la consolidación de la autoridad eclesiástica, la doctrina de la Cena del Señor comenzó a ser definida con mayor precisión teológica en la Edad Media. Este período fue crucial para la teología sacramental, pues en él se formularon conceptos como la transubstanciación, los cuales serían posteriormente desafiados por la Reforma Protestante.
El desarrollo de la teología medieval sobre la Eucaristía puede dividirse en tres etapas principales:
La transición de la ambigüedad patrística a la clarificación teológica en los siglos VI-IX.
El surgimiento del debate sobre la naturaleza de la presencia de Cristo en los siglos IX-XII.
La consolidación de la doctrina de la transubstanciación en el siglo XIII y su institucionalización en el IV Concilio de Letrán (1215).
1. De la Ambigüedad Patrística a la Clarificación Teológica
Durante los siglos VI y VII, la comprensión de la Cena del Señor aún reflejaba la enseñanza patrística. Se hablaba de la presencia de Cristo en términos espirituales y sacramentales, pero sin una formulación dogmática estricta. Sin embargo, a medida que la teología medieval avanzó, se hizo necesario definir con mayor precisión la relación entre los elementos del pan y el vino y la presencia de Cristo en el sacramento.
En el siglo IX, se dio un importante debate entre Paschasius Radbertus y Ratramnus de Corbie, quienes ofrecieron dos perspectivas opuestas sobre la Cena del Señor.
• Paschasius Radbertus, en su obra De Corpore et Sanguine Domini, argumentó que el pan y el vino se convierten literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Su enseñanza anticipaba la doctrina de la transubstanciación, aunque no estaba formulada con el rigor filosófico que alcanzaría en el siglo XIII.
• Ratramnus de Corbie, en contraste, sostuvo que la presencia de Cristo en la Cena es real, pero espiritual, no física. Su postura fue una precursora de la enseñanza reformada sobre la presencia real espiritual de Cristo en la Cena.
Este debate mostró que la Iglesia occidental aún no tenía una posición unificada sobre la naturaleza de la Eucaristía.
2. La Escolástica y la Doctrina de la Transubstanciación
El auge del pensamiento escolástico en los siglos XII-XIII llevó a la formalización de la doctrina de la transubstanciación. La teología medieval fue influenciada por Aristóteles, cuya distinción entre sustancia y accidentes fue aplicada a la interpretación de la Eucaristía.
Tomás de Aquino, en su Suma Teológica, explicó que, en la Eucaristía, la sustancia del pan y el vino se transforma en el cuerpo y la sangre de Cristo, mientras que sus accidentes (apariencia, sabor, textura) permanecen inalterados.
• Esta doctrina fue oficializada en el IV Concilio de Letrán (1215), donde se declaró que la sustancia del pan y el vino se convierte en el cuerpo y la sangre de Cristo, aunque los accidentes permanecen inmutables.
Tomás de Aquino dice: “La sustancia del pan se convierte en la sustancia del cuerpo de Cristo, mientras que los accidentes permanecen sin alteración.” (Suma Teológica, III, q.75, a.2)
Esta formulación representó una ruptura con la enseñanza patrística, ya que muchos Padres de la Iglesia hablaban de la presencia de Cristo en términos sacramentales sin hacer referencia a una transformación ontológica de los elementos.
El Concilio de Trento (1545-1563) reafirmaría esta doctrina en respuesta a la Reforma Protestante, estableciendo la transubstanciación como enseñanza oficial de la Iglesia Católica.
Conclusión: La transubstanciación no fue una enseñanza de la Iglesia primitiva, sino una formulación medieval basada en la filosofía aristotélica.
3. La Institucionalización de la Eucaristía y su Relación con el Clero
A medida que la doctrina de la transubstanciación se consolidó, la celebración de la Eucaristía se convirtió en el centro del culto cristiano, pero también en un rito controlado por el clero.
Algunos cambios estructurales marcaron este período:
Separación entre el clero y los laicos: Solo los sacerdotes podían administrar la Eucaristía, y se desarrolló la idea de que el sacerdote actuaba en la persona de Cristo.
Reducción de la comunión laica: Mientras que en la Iglesia primitiva los creyentes participaban regularmente de la Cena, en la Edad Media se hizo común que los laicos comulgaran solo una o dos veces al año.
La Misa como sacrificio: Se enseñó que la Misa era una re-presentación del sacrificio de Cristo, lo que contribuyó a la visión de la Eucaristía como un acto propiciatorio, no simplemente conmemorativo.
Declaración del Concilio de Trento:
“El sacrificio de la Misa es un verdadero sacrificio expiatorio que se ofrece por los vivos y los muertos.”
Conclusión: La Cena del Señor pasó de ser un medio de gracia accesible a la Iglesia a convertirse en un rito controlado exclusivamente por la jerarquía eclesiástica.
4. Críticas Reformadas a la Doctrina Sacramental Medieval
Los reformadores del siglo XVI reaccionaron contra la transubstanciación y la institucionalización de la Eucaristía.
• Martín Lutero rechazó la transubstanciación, pero sostuvo que Cristo estaba realmente presente en los elementos(consubstanciación).
• Juan Calvino argumentó que la presencia de Cristo en la Cena era espiritual, no física, y que los creyentes participaban de Cristo mediante la fe y el Espíritu Santo.
• Ulrich Zwinglio enfatizó el carácter conmemorativo de la Cena, rechazando cualquier presencia especial de Cristo en los elementos.
Juan Calvino dice en la Institución:
“Cristo no está localmente contenido en los elementos, sino que, mediante el Espíritu, somos llevados a su presencia.”(IV.17.10)
🔹 Conclusión: La Reforma trajo una corrección necesaria, volviendo a la enseñanza bíblica de que la Cena del Señor es un medio de comunión espiritual con Cristo, no un sacrificio repetido ni una transformación ontológica de los elementos.
5. Conclusión: El Legado de la Edad Media y la Reacción Reformada
La Edad Media fue clave en el desarrollo de la teología sacramental, pero la transubstanciación y la visión sacerdotal de la Eucaristía representaron un alejamiento de la enseñanza bíblica y patrística.
La Reforma restauró la enseñanza bíblica de que la Cena del Señor es un medio de gracia accesible a los creyentespor la fe, sin necesidad de una transformación ontológica de los elementos.
El concepto de la Misa como sacrificio perpetuo fue rechazado por la teología reformada, que afirmó el sacrificio único y suficiente de Cristo en la cruz (Hebreos 10:10-14).
Este análisis prepara el terreno para entender la respuesta de la Reforma a la enseñanza medieval y cómo los reformadores definieron la presencia real de Cristo en la Cena del Señor.
C. La Reforma y la Controversia sobre la Cena del Señor
La Reforma Protestante trajo consigo una de las discusiones teológicas más significativas sobre la Cena del Señor. En oposición a la transubstanciación medieval, los reformadores debatieron intensamente sobre la naturaleza de la presencia de Cristo en el sacramento, lo que resultó en diferentes doctrinas dentro del protestantismo.
Este período se caracterizó por la divergencia de opiniones entre Lutero, Zwinglio y Calvino, quienes ofrecieron interpretaciones distintas de la presencia real de Cristo en la Cena.
Las principales posturas que surgieron en la Reforma fueron:
1. Martín Lutero y la consubstanciación: Cristo está presente “en, con y bajo” los elementos del pan y el vino.
2. Ulrich Zwinglio y el simbolismo: La Cena es un acto puramente conmemorativo, sin presencia real de Cristo.
3. Juan Calvino y la presencia real espiritual: Cristo está realmente presente en la Cena, pero espiritualmente y por la fe.
1. La Ruptura con la Transubstanciación Medieval
Los reformadores coincidieron en rechazar la transubstanciación, pues consideraban que era un desarrollo tardío basado en la filosofía aristotélica más que en la enseñanza bíblica.
📖 Martín Lutero dice en su Catecismo Mayor (1529):
“La Palabra dice claramente: ‘Esto es mi cuerpo’. No debemos cuestionar lo que Dios ha dicho, sino aceptarlo con fe.”
Aunque Lutero rechazó la transubstanciación, no abandonó la idea de la presencia real de Cristo en la Cena del Señor. Esto lo llevó a desarrollar la doctrina de la consubstanciación, una posición intermedia entre el catolicismo y otras interpretaciones reformadas.
2. La Consubstanciación de Lutero
Martín Lutero enseñó que el cuerpo y la sangre de Cristo están realmente presentes en la Cena, pero de manera distinta a la transubstanciación. En su doctrina de la consubstanciación, afirmó que Cristo está presente “en, con y bajo” los elementos del pan y el vino, sin que estos dejen de ser lo que son.
Lutero dice en su Tratado sobre el Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo (1520):
“Cristo está presente en la Eucaristía, pero el pan y el vino no dejan de ser lo que son.”
Problema con esta visión:
Lutero no explicó claramente cómo ocurría esta presencia real sin cambiar la sustancia del pan y el vino. Su postura fue rechazada por otros reformadores porque parecía una variante de la transubstanciación, sin un fundamento bíblico claro.
3. El Simbolismo de Zwinglio
En el extremo opuesto, Ulrich Zwinglio propuso una interpretación puramente simbólica de la Cena del Señor. Para él, la Cena era un memorial del sacrificio de Cristo y no implicaba ninguna presencia especial de Cristo en los elementos.
Zwinglio dice en su ‘Comentario sobre la Cena del Señor’ (1525):
“El pan y el vino son signos visibles de una gracia invisible. No se trata de la presencia de Cristo en los elementos, sino de recordar su sacrificio.”
Problema con esta visión:
Se considera que Zwinglio redujo la Cena a un simple acto conmemorativo, minimizando su dimensión sacramentaly su rol como medio de gracia.
4. La Posición de Calvino: Presencia Real Espiritual
Juan Calvino propuso una postura intermedia entre Lutero y Zwinglio. Para él, la Cena del Señor es un medio real de gracia, en el cual los creyentes participan de Cristo de manera espiritual mediante la fe y la obra del Espíritu Santo.
Calvino dice en la Institución de la Religión Cristiana (IV.17.10):
“Cristo está verdaderamente presente en la Cena, pero su presencia es espiritual, no carnal.”
Claves de la posición reformada de Calvino:
• Cristo está realmente presente en la Cena, pero no de manera física.
• El Espíritu Santo une a los creyentes con Cristo en la Cena.
• La Cena es un medio de gracia, no un sacrificio repetido.
Esta visión fue la que prevaleció en la teología reformada posterior y fue desarrollada con mayor precisión por teólogos como Turretin, Bavinck y Witsius.
5. La Controversia de Marburgo (1529): Lutero vs. Zwinglio
El desacuerdo entre Lutero y Zwinglio sobre la Cena del Señor fue tan profundo que llevó a un conflicto abierto. En 1529, ambos reformadores se reunieron en el Coloquio de Marburgo con la intención de unificar sus posturas.
Sin embargo, no llegaron a un acuerdo. Lutero insistía en la presencia real de Cristo, mientras que Zwinglio defendía su visión simbólica y memorialista.
Lutero escribió en la mesa del coloquio:
“Hoc est corpus meum” (“Esto es mi cuerpo”), afirmando que las palabras de Cristo debían tomarse literalmente.
Zwinglio respondió:
“Lo importante no es la presencia física, sino la comunión espiritual con Cristo.”
Consecuencia del Coloquio de Marburgo:
• Se rompió la unidad protestante en la doctrina de la Cena del Señor.
• Los seguidores de Lutero y Zwinglio formaron dos tradiciones separadas dentro del protestantismo.
• La teología reformada, bajo Calvino, buscó una posición más equilibrada.
6. Teólogos de la Alta Reforma y el Refinamiento de la Doctrina
Después de Calvino, la teología reformada continuó desarrollándose con figuras clave como Francisco Turretin, Herman Witsius, Wilhelmus à Brakel y Herman Bavinck.
Francisco Turretin en sus Instituciones de Teología Elenctica:
“La Cena del Señor es un medio de gracia en el cual el creyente participa de Cristo espiritualmente, no físicamente, y esta participación es sellada por la acción del Espíritu.”
Herman Bavinck en su Dogmática Reformada:
“La Cena del Señor no es una transubstanciación, ni un mero símbolo, sino un sacramento donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo con su gracia.”
Conclusión: La tradición reformada consolidó la doctrina de que Cristo está realmente presente en la Cena del Señor, pero de manera espiritual y no física, diferenciándose tanto del luteranismo como del zwinglianismo.
7. Conclusión: El Legado de la Reforma en la Doctrina de la Cena
• La Reforma trajo una renovación en la comprensión de la Cena del Señor, rechazando la transubstanciación medieval.
• Lutero, Zwinglio y Calvino ofrecieron distintas interpretaciones, lo que llevó a debates intensos.
• La teología reformada, desarrollada por Calvino y refinada por Turretin, Witsius y Bavinck, afirma que la Cena es un medio de gracia donde los creyentes participan espiritualmente de Cristo a través del Espíritu Santo.
• Esta visión sigue siendo la más coherente con el testimonio bíblico y con la tradición de la Iglesia primitiva.
D. Alta Reforma y Refinamiento Doctrinal
Tras la Reforma Protestante, la teología reformada continuó desarrollándose y refinando su doctrina de la Cena del Señor. La Alta Reforma estuvo marcada por la consolidación de las enseñanzas de Calvino y la clarificación de algunos aspectos teológicos que permanecían sin una formulación definitiva.
A través de los teólogos de la ortodoxia reformada, se estableció una interpretación más precisa y sistemática de la presencia real de Cristo en la Cena del Señor, distinguiéndola claramente tanto de la visión luterana como de la zwingliana.
Los principales teólogos de este período fueron:
• Francisco Turretin, quien sistematizó la teología reformada y clarificó la relación entre los signos sacramentales y la realidad espiritual.
• Herman Witsius, quien relacionó la Cena del Señor con la teología del pacto y la fe.
• Wilhelmus à Brakel, quien enfatizó la importancia de la preparación espiritual para la Cena y su impacto en la devoción cristiana.
• Herman Bavinck, quien en su Dogmática Reformada formuló con claridad la relación entre la gracia, la fe y la participación en Cristo en la Cena.
1. Francisco Turretin y la Estructura de la Teología Sacramental
Francisco Turretin (1623-1687) fue una figura clave en la sistematización de la teología reformada. En su obra Instituciones de Teología Elenctica, reafirmó la doctrina calvinista de la presencia real espiritual de Cristo en la Cena del Señor y enfatizó la distinción entre los signos sacramentales y la realidad espiritual que comunican.
📖 Turretin dice:
“La Cena del Señor es un medio de gracia en el cual el creyente participa de Cristo espiritualmente, no físicamente, y esta participación es sellada por la acción del Espíritu.”
🔹 Aportes clave de Turretin:
• Defendió la unión mística con Cristo a través del Espíritu Santo en la Cena.
• Afirmó que la Cena es eficaz como un sello del pacto de gracia.
• Clarificó la diferencia entre los signos visibles (pan y vino) y la realidad espiritual (comunión con Cristo).
2. Herman Witsius y la Relación entre la Cena y la Fe
Herman Witsius (1636-1708) fue otro teólogo reformado que contribuyó a la comprensión de la Santa Cena. En su obra The Economy of the Covenants, Witsius explicó cómo la Cena del Señor está conectada con la teología del pacto y cómo la participación en Cristo es un acto de fe y no un evento mágico.
Witsius dice:
“La Cena del Señor no opera de manera automática ni mecánica, sino que sus beneficios son recibidos por la fe del creyente, a quien el Espíritu Santo une con Cristo.”
Aportes clave de Witsius:
• Vinculó la Cena con la teología del pacto, destacando su rol dentro de la relación de Dios con su pueblo.
• Enfatizó que la gracia en la Cena se recibe por la fe, no por una operación automática de los elementos.
• Rechazó cualquier idea de presencia física de Cristo en los elementos.
3. Wilhelmus à Brakel y la Experiencia Devocional en la Cena
Wilhelmus à Brakel (1635-1711), en su obra The Christian’s Reasonable Service, enfatizó el aspecto devocional y experimental de la Cena del Señor en la vida del creyente. Para él, la Cena no es solo un acto doctrinal, sino un momento de comunión real y gozosa con Cristo.
À Brakel dice:
“Cristo no está presente de manera corporal en la Cena, pero los creyentes son elevados espiritualmente para recibirlo en su totalidad.”
Aportes clave de À Brakel:
• Enfatizó la importancia de la preparación espiritual para la Cena.
• Describió la Cena como un momento especial de comunión con Cristo a través de la fe.
• Defendió la enseñanza reformada clásica de la presencia real espiritual de Cristo en la Cena.
4. Herman Bavinck y la Clarificación Final
Herman Bavinck (1854-1921) representa el culmen del refinamiento teológico reformado en la doctrina de la Cena del Señor. En su Dogmática Reformada, evaluó las posiciones de la historia cristiana y concluyó que la comunión real con Cristo en la Cena, mediante la obra del Espíritu Santo, es la enseñanza más bíblica y coherente con la teología reformada.
Bavinck dice:
“La Cena del Señor no es una transubstanciación, ni un mero símbolo, sino un sacramento donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo con su gracia.”
Aportes clave de Bavinck:
• Clarificó la relación entre la gracia, la fe y la Cena del Señor.
• Rechazó la idea de que la Cena actúe automáticamente (ex opere operato), es decir, sin la participación de la fe.
• Explicó cómo la Cena es un verdadero medio de gracia que fortalece la fe del creyente.
5. Conclusión: El Refinamiento de la Doctrina Reformada
• La Alta Reforma estableció una teología sacramental más precisa, distinguiendo claramente entre los signos visiblesy la realidad espiritual de la Cena del Señor.
• Los teólogos reformados rechazaron la presencia física de Cristo en los elementos, pero afirmaron su presencia real por el Espíritu Santo.
• Bavinck y los demás teólogos clarificaron que la Cena no es un sacrificio repetido ni un mero memorial, sino un verdadero medio de gracia.
• La teología reformada ofrece un equilibrio entre el misticismo medieval y el simbolismo radical, asegurando que la Cena sea una comunión real con Cristo en la fe.
IV. La Cena del Señor en la Teología Reformada
La teología reformada sostiene una doctrina equilibrada sobre la Cena del Señor, rechazando tanto la transubstanciación católica como la visión puramente simbólica de Zwinglio. En lugar de estas posturas extremas, afirma que Cristo está realmente presente en la Cena, pero de manera espiritual y no física, y que los creyentes participan de Él por medio del Espíritu Santo y la fe.
Esta doctrina busca armonizar el testimonio bíblico, la enseñanza patrística y la Reforma, asegurando que la Cena no sea vista ni como un sacrificio repetido ni como un simple recordatorio, sino como un verdadero medio de gracia que fortalece la fe del creyente.
A. La Doctrina de Calvino y su Correcta Interpretación
Juan Calvino desarrolló una teología de la Cena del Señor que se diferenciaba tanto de la transubstanciación católicacomo de las posturas de Lutero y Zwinglio. Su doctrina de la presencia real espiritual de Cristo en la Cena ha sido frecuentemente malinterpretada, con algunas críticas que lo acusan de no ser lo suficientemente claro en su formulación. Sin embargo, la revisión de sus escritos muestra una teología profundamente bíblica y consistente con la tradición reformada posterior.
1. La Presencia Real Espiritual de Cristo
Calvino rechazó la transubstanciación, pero también se distanció del mero simbolismo de Zwinglio. En su lugar, enseñó que en la Cena del Señor, Cristo está realmente presente, pero de manera espiritual, y no física o localmente en los elementos del pan y el vino.
📖 Calvino dice en la Institución de la Religión Cristiana (IV.17.10):
“Cristo está verdaderamente presente en la Cena, pero su presencia es espiritual, no carnal.”
🔹 Elementos clave de la doctrina de Calvino:
• Cristo está realmente presente en la Cena, pero no localmente en los elementos.
• El Espíritu Santo es el medio a través del cual los creyentes participan de Cristo.
• La Cena es un verdadero medio de gracia que fortalece la fe del creyente.
• El pan y el vino no cambian en su sustancia, sino que siguen siendo signos sacramentales.
2. La Elevación Espiritual del Creyente
Calvino enfatizó que en la Cena del Señor no es Cristo quien desciende físicamente al pan y al vino, sino que es el creyente quien, por la obra del Espíritu Santo, es elevado a la presencia de Cristo en el cielo para recibir su gracia.
📖 Calvino dice en la Institución (IV.17.31):
“Nosotros no debemos imaginar a Cristo descendiendo hasta nosotros, sino más bien debemos ser elevados hasta Él por el poder del Espíritu Santo.”
🔹 Diferencia clave con Lutero:
• Lutero enseñaba que el cuerpo de Cristo estaba “en, con y bajo” los elementos del pan y el vino (consubstanciación).
• Calvino, en cambio, afirmaba que la comunión con Cristo ocurre por fe y por el Espíritu, no mediante una presencia física en los elementos.
3. La Cena como Medio de Gracia y Comunión con Cristo
Para Calvino, la Cena del Señor es más que un mero recordatorio; es un medio de gracia en el que los creyentes participan espiritualmente de los beneficios de Cristo.
📖 Calvino dice en la Institución (IV.17.12):
“Por medio de este sacramento somos realmente hechos partícipes de la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo, para que Él viva en nosotros y nosotros en Él.”
🔹 Importancia de esta afirmación:
• Niega que la Cena sea solo un memorial.
• Afirma que hay una participación real en Cristo, pero por fe.
• Explica que la Cena fortalece la unión con Cristo y su Iglesia.
4. La Acusación de Ambigüedad en la Doctrina de Calvino
Algunos han argumentado que Calvino no fue completamente claro en su doctrina sobre la Santa Cena, dejando cierta ambigüedad en cuanto a cómo se da la comunicación de la gracia. Sin embargo, Herman Bavinck y otros teólogos reformados han defendido que Calvino tenía razón en su énfasis en la comunión espiritual con Cristo, aunque su formulación pudo haber sido menos precisa que la de los teólogos posteriores.
📖 Herman Bavinck dice en su Dogmática Reformada:
“La idea central de Calvino –la comunión real con Cristo en la Cena mediante el Espíritu Santo– es correcta, pero su formulación es menos clara que la que nosotros podemos presentar hoy.”
🔹 Conclusión de Bavinck:
• Calvino tenía razón en la esencia de su enseñanza sobre la Cena.
• Los desarrollos posteriores (como en Turretin y Bavinck) ayudaron a clarificar mejor la doctrina.
• El énfasis en la comunión espiritual sigue siendo la posición más bíblica y patrística.
5. Conclusión: La Corrección de Errores y la Preservación de la Verdad
• Calvino no inventó una nueva doctrina, sino que restauró una visión bíblica y patrística de la Cena del Señor.
• Su doctrina es un equilibrio entre la presencia real y la participación espiritual, sin caer en el misticismo de la transubstanciación ni en el mero simbolismo.
• Aunque algunos teólogos posteriores clarificaron ciertos aspectos, la esencia de su enseñanza permanece como la base de la teología reformada sobre la Cena.
B. La Claridad de Bavinck sobre la Comunicación de la Gracia
Herman Bavinck, en su Dogmática Reformada, refinó y clarificó la doctrina reformada sobre la Cena del Señor, explicando con mayor precisión cómo la gracia es comunicada a los creyentes en este sacramento. Su exposición ayudó a disipar cualquier ambigüedad en las formulaciones previas y consolidó la comprensión reformada de la comunión con Cristo en la Cena.
1. La Cena como Medio Real de Gracia
Bavinck enfatizó que la Cena del Señor no es un mero símbolo ni una transubstanciación mágica, sino un verdadero medio de gracia donde Cristo se comunica espiritualmente a su pueblo.
📖 Bavinck dice en su Dogmática Reformada:
“La Cena del Señor no es una transubstanciación, ni un mero símbolo, sino un sacramento donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo con su gracia.”
🔹 Aspectos clave en la enseñanza de Bavinck:
• Cristo se da a su pueblo en la Cena, pero de manera espiritual y no física.
• El Espíritu Santo es el agente de la comunión entre Cristo y los creyentes.
• La gracia de la Cena no actúa automáticamente (ex opere operato), sino que es recibida por fe.
2. La Relación entre el Signo y la Realidad Espiritual
Bavinck explicó con mayor claridad la relación entre los elementos visibles (pan y vino) y la realidad espiritual que significan.
📖 Bavinck dice:
“Los sacramentos no contienen la gracia en sí mismos, pero sirven como instrumentos por los cuales Dios la comunica.”
🔹 Diferencia clave con la transubstanciación:
• El pan y el vino siguen siendo lo que son, pero significan y comunican una realidad mayor.
• Cristo no está físicamente en los elementos, sino que el creyente, por la fe, es unido a Él mediante el Espíritu Santo.
• La Cena es eficaz solo en aquellos que la reciben con fe.
Esta enseñanza se encuentra en línea con la tradición reformada clásica y con la exégesis bíblica que enfatiza la fe como el medio por el cual los creyentes participan de Cristo.
3. La Cena y la Unión con Cristo
Uno de los aspectos más significativos en la teología de Bavinck es su énfasis en la unión con Cristo en la Cena. Para él, la comunión con Cristo no es un evento aislado que ocurre en el momento del sacramento, sino una continuación de la relación del creyente con su Salvador.
📖 Bavinck dice:
“En la Cena, los creyentes no solo recuerdan el sacrificio de Cristo, sino que son fortalecidos en su unión con Él.”
🔹 Puntos clave sobre la unión con Cristo en la Cena:
• Es una comunión viva y real, pero espiritual.
• La Cena es un refuerzo de la fe y un alimento para la vida cristiana.
• La participación en Cristo en la Cena se da en el contexto de la iglesia, el cuerpo de Cristo.
Este enfoque resalta la función edificante y santificadora de la Cena del Señor, mostrándola como un medio de gracia vital en la vida del creyente.
4. La Diferencia con Calvino y la Teología Posterior
Aunque Bavinck sostuvo la esencia de la doctrina de Calvino, refinó su formulación de la comunicación de la gracia en la Cena. Algunos han argumentado que Calvino dejó aspectos poco desarrollados en su enseñanza sobre cómo se comunica la gracia en la Cena, y Bavinck ayudó a clarificar esta cuestión.
📖 Bavinck dice:
“La idea central de Calvino –la comunión real con Cristo en la Cena mediante el Espíritu Santo– es correcta, pero su formulación es menos clara que la nuestra.”
🔹 Aportes de Bavinck a la claridad teológica:
• Explicó mejor la obra del Espíritu en la Cena como el vínculo entre Cristo y el creyente.
• Rechazó cualquier noción de gracia automática en la Cena.
• Defendió la Cena como un verdadero medio de gracia que actúa en la fe.
5. Conclusión: La Aportación de Bavinck a la Teología Reformada
• Bavinck clarificó que la Cena es un medio de gracia en el cual Cristo se comunica espiritualmente a su pueblo.
• Su enseñanza reafirmó que la Cena no es un ritual vacío ni un acto automático, sino que requiere fe activa en el creyente.
• Ayudó a definir con más precisión la relación entre los signos sacramentales y la realidad espiritual que comunican.
• Su formulación de la doctrina de la Cena del Señor sigue siendo una de las más precisas y bíblicamente fundamentadas dentro de la tradición reformada.
C. La Paedocomunión y la Participación de los Niños en la Cena
La participación de los niños en la Cena del Señor (paedocomunión) ha sido un tema de debate en la historia de la Iglesia. Mientras que el bautismo infantil es una práctica común en la teología reformada, la Cena del Señor ha sido históricamente administrada solo a aquellos capaces de autoexaminarse y participar con fe consciente.
A lo largo de la historia, ha habido diferencias en la práctica y en la justificación teológica de la paedocomunión, lo que hace necesario un análisis detallado sobre su origen, su desarrollo y su relación con la enseñanza reformada.
1. La Práctica de la Paedocomunión en la Iglesia Primitiva
Los primeros siglos del cristianismo muestran indicios de que en algunas comunidades cristianas se permitía la participación de niños en la Cena del Señor. Sin embargo, esta práctica no era uniforme ni estaba basada en una doctrina bien definida.
📖 Ejemplo patrístico:
• Cipriano de Cartago (siglo III) menciona la práctica de dar la comunión a niños, pero en un contexto donde la comprensión teológica de los sacramentos aún estaba en desarrollo.
• Cirilo de Jerusalén (siglo IV) menciona la comunión de los recién bautizados, lo cual podría haber incluido a niños en ciertos casos.
• Agustín de Hipona, aunque creía que los sacramentos eran medios de gracia, no defendía la paedocomunión como práctica universal.
🔹 Conclusión histórica:
La participación de los niños en la Cena del Señor no fue una práctica sistemática ni universal en la Iglesia Primitiva, sino más bien una costumbre ocasional sin una base doctrinal clara.
2. La Enseñanza de la Reforma sobre la Paedocomunión
La Reforma Protestante estableció una clara diferencia entre el bautismo y la Cena del Señor. Mientras que el bautismo es un signo del pacto que incluye a los niños de creyentes, la Cena es un sacramento que requiere fe activa y autoexamen.
📖 Juan Calvino dice en la Institución (IV.17.40):
“No debemos dar la Cena a quienes no pueden examinarse a sí mismos, pues este sacramento está ordenado para quienes han alcanzado la capacidad de discernir el cuerpo de Cristo.”
🔹 Argumentos Reformados en contra de la Paedocomunión:
1. 1 Corintios 11:28: Pablo ordena que cada persona se examine antes de participar en la Cena (“pruébese cada uno a sí mismo”).
2. Distinción entre Bautismo y Cena: El bautismo es un sacramento de entrada al pacto, mientras que la Cena es un sacramento de confirmación y nutrición espiritual.
3. La Cena como acto de fe consciente: Los participantes deben discernir el cuerpo de Cristo y tomar la Cena con plena comprensión y fe personal.
📖 Herman Bavinck dice en su Dogmática Reformada:
“El bautismo y la Cena son sacramentos distintos. Mientras que el bautismo es un sacramento de iniciación, la Cena es un sacramento de nutrición espiritual que requiere discernimiento.”
3. La Relación entre Fe, Madurez Espiritual y la Cena del Señor
Desde la perspectiva reformada, la participación en la Cena del Señor está ligada a la capacidad de entender el significado del sacramento y de participar con una fe activa. La enseñanza de la Escritura enfatiza que los creyentes deben ser capaces de:
• Examinarse a sí mismos (1 Corintios 11:28).
• Discernir el cuerpo de Cristo (1 Corintios 11:29).
• Participar con fe y arrepentimiento (1 Corintios 10:16).
📖 Wilhelmus à Brakel dice en The Christian’s Reasonable Service:
“La Cena del Señor es para quienes pueden declarar su fe en Cristo y discernir el significado del sacramento.”
🔹 Conclusión:
La tradición reformada no niega la importancia de los niños dentro del pacto, pero sostiene que la Cena es para aquellos que han alcanzado madurez espiritual suficiente para participar de manera consciente y responsable.
4. Objeciones a la Posición Reformada y Respuestas
Algunos argumentan que la paedocomunión debería permitirse porque los niños también son parte del pacto y reciben el bautismo. Sin embargo, la teología reformada responde con los siguientes puntos:
❌ Objeción 1: En el Antiguo Testamento, los niños participaban de las comidas sacramentales de la Pascua.
✅ Respuesta: Aunque los niños comían la Pascua, este rito era diferente de la Cena del Señor. La Pascua no requería autoexamen ni discernimiento, mientras que la Cena sí lo requiere (1 Corintios 11:28-29).
❌ Objeción 2: Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a mí” (Mateo 19:14), lo que sugiere que no deben ser excluidos.
✅ Respuesta: Jesús hablaba de recibir a los niños en su reino, no específicamente de la Cena del Señor. El llamado de Jesús es a la fe, la cual debe preceder la participación en la Cena.
❌ Objeción 3: La paedocomunión enfatiza la gracia de Dios más que la capacidad intelectual del niño.
✅ Respuesta: La Cena no es solo un signo de gracia, sino también un acto de comunión activa con Cristo, que requiere fe personal y discernimiento.
5. Conclusión: La Cena del Señor es para Creyentes que Pueden Examinarse
• La teología reformada distingue claramente entre el bautismo (de iniciación) y la Cena (de madurez espiritual).
• La enseñanza bíblica enfatiza el autoexamen y el discernimiento como requisitos para la Cena del Señor.
• La participación en la Cena debe ser un acto de fe consciente y personal.
• La paedocomunión no tiene fundamento bíblico ni histórico sólido dentro de la tradición reformada.
📖 Conclusión de Herman Bavinck:
“Los niños del pacto están llamados a la fe y al crecimiento en el conocimiento de Cristo. La Cena es un medio de gracia para quienes han sido instruidos en la fe y pueden participar de ella con entendimiento.”
V. Respuesta a la Interpretación Biblicista Literal
El debate sobre la Cena del Señor no solo se ha dado entre católicos y protestantes, sino también dentro del mismo protestantismo, donde algunos han optado por una interpretación literalista extrema. Según esta perspectiva, cuando Jesús dijo “esto es mi cuerpo” (Mateo 26:26), sus palabras deben entenderse en un sentido estrictamente material, lo que implicaría que el pan y el vino se convierten de alguna manera en su cuerpo y sangre.
Esta postura choca con la hermenéutica reformada, que sostiene que la Cena del Señor debe interpretarse sacramental y espiritualmente, en línea con la enseñanza bíblica en su totalidad.
1. El Problema del Literalismo y su Incoherencia Bíblica
Uno de los errores fundamentales del literalismo biblicista es ignorar que Jesús utilizó constantemente lenguaje figurado en sus enseñanzas. Aplicar un literalismo rígido a la Cena del Señor sin considerar el contexto literario y teológico lleva a conclusiones erróneas.
En muchos casos, Jesús empleó metáforas y analogías para comunicar verdades espirituales más profundas. Ejemplos de esto incluyen:
• “Yo soy la vid” (Juan 15:1) → No es literalmente una vid.
• “Yo soy la puerta” (Juan 10:9) → No es literalmente una puerta de madera.
• “Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo” (Mateo 5:29) → No se trata de automutilación física, sino de un llamado radical a evitar el pecado.
• “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19) → Se refería a su cuerpo, no al templo de Jerusalén.
Si alguien insiste en un literalismo absoluto al interpretar “esto es mi cuerpo”, entonces debería aplicar el mismo principio a estas otras afirmaciones, lo cual resultaría absurdo.
2. El Paralelismo con Mateo 5:29-30 y su Implicación Hermenéutica
En Mateo 5:29-30, Jesús dice:
“Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti.”
Aquí, el lenguaje de Jesús es hiperbólico y figurado, no una instrucción literal. Si alguien aplica el literalismo extremoa la Cena del Señor, debería hacerlo también con este pasaje y concluir que los creyentes deben mutilarse físicamentepara evitar el pecado, lo cual nadie sostiene.
Este paralelismo demuestra que el lenguaje figurado es común en las enseñanzas de Jesús y que su afirmación “esto es mi cuerpo” en la Cena del Señor debe entenderse sacramentalmente, no físicamente.
3. La Enseñanza de Jesús en Juan 6 y su Interpretación Correcta
Uno de los pasajes más citados en favor de una interpretación literalista de la Cena del Señor es Juan 6, donde Jesús dice:
“Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:53-54)
A primera vista, este pasaje parece sugerir una ingestión literal del cuerpo y la sangre de Cristo. Sin embargo, cuando analizamos el contexto, se hace evidente que Jesús está hablando espiritualmente y no de un acto físico de comer su carne y beber su sangre.
Jesús mismo aclara su enseñanza en el mismo capítulo:
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que os he hablado son espíritu y son vida.”(Juan 6:63)
Si Jesús estuviera promoviendo una ingestión literal de su cuerpo, su afirmación “la carne para nada aprovecha” sería una contradicción directa. Más bien, deja claro que su enseñanza tiene un significado espiritual, no materialista.
Además, este discurso ocurrió mucho antes de la institución de la Cena del Señor en la Última Cena, por lo que no puede ser una referencia directa a la Eucaristía.
4. La Teología Reformada y la Interpretación Bíblica Correcta
La interpretación reformada de la Cena del Señor evita los extremos tanto del simbolismo vacío como del materialismo sacramental. En lugar de ello, afirma que Cristo está realmente presente en la Cena, pero de manera espiritual, no física, y que los creyentes participan de Él por medio del Espíritu Santo y la fe.
Juan Calvino enfatizó esta enseñanza en su Institución de la Religión Cristiana:
“Cristo está verdaderamente presente en la Cena, pero su presencia es espiritual, no carnal.”
Herman Bavinck, por su parte, refinó esta doctrina en su Dogmática Reformada:
“La Cena del Señor no es una transubstanciación, ni un mero símbolo, sino un sacramento donde Cristo, por su Espíritu, alimenta a su pueblo con su gracia.”
Los puntos clave de la enseñanza reformada incluyen:
• Cristo está realmente presente, pero no de manera física o local en los elementos.
• El Espíritu Santo es el medio por el cual los creyentes son unidos a Cristo en la Cena.
• La Cena es un medio de gracia, pero su beneficio es recibido por la fe, no automáticamente.
• El pan y el vino son signos visibles de una realidad espiritual, no objetos de transformación física.
5. Conclusión: La Falacia del Literalismo y la Corrección Reformada
• La interpretación literalista extrema de la Cena del Señor ignora el contexto bíblico y el uso frecuente de lenguaje figurado por parte de Jesús.
• Mateo 5:29-30 y Juan 6:63 confirman que muchas declaraciones de Jesús tienen un significado espiritual, no materialista.
• La teología reformada mantiene el equilibrio entre la presencia real de Cristo en la Cena y su naturaleza sacramental.
• Cristo se comunica espiritualmente a los creyentes en la Cena, fortaleciéndolos en la fe y asegurando su unión con Él.
La Cena del Señor es un verdadero medio de gracia y una comunión espiritual real con Cristo, efectuada por el Espíritu Santo y recibida por la fe. Su interpretación debe basarse en la totalidad de la enseñanza bíblica y no en un literalismo aislado que ignora el contexto y el uso figurado del lenguaje en las Escrituras.
VI. Conclusión
El desarrollo histórico y teológico de la Cena del Señor muestra que la comprensión de la presencia de Cristo en este sacramento ha sido objeto de debate y refinamiento a lo largo de los siglos. Desde la Iglesia primitiva hasta la teología reformada moderna, diferentes tradiciones han buscado explicar cómo los creyentes participan de Cristo en la Cena.
A lo largo de este artículo, hemos analizado cómo la Cena del Señor ha sido interpretada en diversas etapas de la historia, resaltando el equilibrio doctrinal alcanzado en la teología reformada.
1. Recapitulación del Desarrollo Doctrinal
• Iglesia Primitiva: Uso de un lenguaje sacramental reverente, pero sin una doctrina sistemática sobre la presencia de Cristo en la Cena.
• Edad Media: Desarrollo progresivo de la teología sacramental, culminando en la transubstanciación, oficializada en el IV Concilio de Letrán (1215) y reafirmada en el Concilio de Trento (1545-1563).
• Reforma Protestante: Divergencia entre la consubstanciación de Lutero, el simbolismo radical de Zwinglio y la presencia real espiritual de Calvino.
• Alta Reforma y Ortodoxia Reformada: Refinamiento de la doctrina con teólogos como Francisco Turretin, Herman Witsius y Wilhelmus à Brakel, consolidando la enseñanza de la presencia real espiritual de Cristo en la Cena mediante la fe y el Espíritu Santo.
• Herman Bavinck y la teología moderna: Clarificación final sobre la relación entre la gracia, la fe y la participación en Cristo en la Cena del Señor, eliminando ambigüedades y enfatizando su papel como medio de gracia en la vida del creyente.
2. La Teología Reformada y la Corrección de Errores
La teología reformada ha ofrecido una doctrina equilibrada y bíblicamente fundamentada sobre la Cena del Señor, distinguiéndose de otros enfoques:
• Rechaza la transubstanciación, pues no tiene fundamento bíblico ni patrístico, sino que surge de la teología escolástica medieval.
• Corrige el simbolismo radical de Zwinglio, al afirmar que la Cena es más que un simple memorial.
• Afirma la presencia real de Cristo, pero aclara que esta es espiritual, no física, realizándose por la obra del Espíritu Santo y no por una transformación de los elementos.
• Explica la Cena como un verdadero medio de gracia, que edifica la fe del creyente y lo une más íntimamente con Cristo.
3. Respuesta a Objeciones y Defensa de la Doctrina Reformada
Hemos demostrado que la teología reformada responde de manera clara y bíblica a las objeciones provenientes del literalismo extremo y del misticismo sacramentalista:
• La expresión “esto es mi cuerpo” debe interpretarse sacramentalmente, como ocurre con otras afirmaciones figuradas de Jesús (“Yo soy la vid”, “Yo soy la puerta”).
• En Juan 6:63, Jesús mismo aclara que sus palabras son espíritu y vida, lo que excluye una interpretación materialistade su enseñanza.
• Mateo 5:29-30 muestra que Jesús usó metáforas radicales para enfatizar verdades espirituales, sin necesidad de una interpretación estrictamente literal.
4. La Importancia de la Cena en la Vida del Creyente
Más allá de los debates teológicos, la Cena del Señor es un elemento central de la vida cristiana. Su propósito no es generar controversia doctrinal, sino edificar a la Iglesia y fortalecer a los creyentes.
• Es un recordatorio del sacrificio de Cristo, pero también una participación real en Él mediante la fe.
• Nos une con Cristo y con su Iglesia, fortaleciendo la comunión entre los creyentes.
• Nos alimenta espiritualmente, asegurándonos que Cristo es suficiente para nuestra vida y salvación.
• Es una anticipación del banquete celestial, donde finalmente estaremos con Cristo en su gloria.
Juan Calvino lo expresó con claridad en su Institución de la Religión Cristiana:
“Por medio de este sacramento somos realmente hechos partícipes de la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo, para que Él viva en nosotros y nosotros en Él.”
Herman Bavinck reafirmó esta idea en su Dogmática Reformada:
“La Cena no es un ritual vacío, sino un medio por el cual Cristo comunica su gracia a los creyentes, sellando su unión con Él.”
5. Conclusión Final
La doctrina reformada sobre la Cena del Señor es profundamente bíblica, cristocéntrica y eclesial. Nos enseña que la Cena no es:
• Un simple memorial, como lo planteó Zwinglio.
• Una repetición del sacrificio de Cristo, como sostiene el catolicismo romano.
• Una transformación material de los elementos, como afirma la transubstanciación.
Más bien, es una comunión espiritual real con Cristo, efectuada por el Espíritu Santo y recibida por la fe.
En un mundo donde la Cena del Señor tiende a ser reducida a un acto ritualista o exaltada con conceptos místicos sin fundamento bíblico, la tradición reformada mantiene el equilibrio necesario:
• Es una participación en Cristo que fortalece la fe del creyente.
• Es un medio de gracia verdadero donde el creyente es nutrido espiritualmente.
• Es una expresión visible de la unión con Cristo y con su Iglesia.
Con este marco doctrinal sólido, la Cena del Señor sigue siendo un testimonio poderoso del evangelio y un medio de gracia que fortalece a la Iglesia hasta que Cristo vuelva en gloria.
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